pués de cinco años de esfuerzo por construir un ferrocarril que conecte a Bogotá con municipios aledaños de Cundinamarca, y de paso a los dos aeropuertos que tendría la capital en el 2021, no se vislumbra un pronto final feliz.
En ese año, se espera que pudiera entrar en operación el ferrocarril y a su vez el aeropuerto El Dorado II, pero de acuerdo al tiempo requerido en el país para llevar a cabo una obra de infraestructura como esta que busca unir el municipio de Facatativá con el centro de Bogotá en menos de 50 minutos, cada día que pasa pone en riesgo lograr con esa fecha.
Desde 2011 se está hablando de la necesidad que tiene la capital de tener un segundo terminal aéreo, y en ese orden de ideas se elaboró el plan maestro que define el diseño que tendría; sin embargo, la licitación no es posible abrirla hasta que no se tenga adjudicado el proyecto del tren de cercanías.
“Lo prudente es abrir primero la licitación del tren, para que quien licite en El Dorado tenga la tranquilidad de que va conectado. Esto lo hace valioso para la ciudad, en el caso contrario es problemático”, explicó Luis Fernando Andrade, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
No obstante, el proceso se ha dilatado por la falta de acuerdo con la Alcaldía de Bogotá - a pesar de haber sido aprobado desde la pasada administración-, pues le preocupa que el funcionamiento del tren afecte las finanzas distritales por los subsidios y transbordos que podría tener el sistema.
De acuerdo a las cifras que conoció Portafolio, la cuenta del Sistema de Transporte Público de Bogotá (SITP), tiene un déficit anual que asciende a los $ 650.000 millones por los transbordos y subsidios.
En esto radica la preocupación de la Alcaldía Mayor, en el hecho de que, al poner en funcionamiento el tren de cercanías, se incremente dicho déficit.
Pese a las cifras del proyecto, que hoy tiene viabilidad técnica y financiera, infieren que el ferrocarril podría ayudar a aliviar las finanzas del Distrito porque se tendrían a disposición de los bogotanos más medios de transporte y no caería el peso en uno solo.
Así las cosas, de entrar en operación este ferrocarril, el déficit de la cuenta podría ser de $645.000 millones.
Esta falta de acuerdo es lo que está haciendo dilatar el inicio del proceso contractual para darle luz verde al proyecto, que ya cuenta con el visto bueno de la Gobernación de Cundinamarca y del Gobierno Nacional, representado por la ANI, que serían los dos entes que aportarían los recursos públicos.
Por esto, decidieron recurrir a un tercero para que volviera a validar la viabilidad del proyecto, que en este caso será el Departamento Nacional de Planeación, quien contratará a una firma inglesa para que destrabe esta disyuntiva.
“Desde la Gobernación estamos comprometidos con el desarrollo del proyecto, una prueba de esto es que está en el Plan de Desarrollo y se tendrán los recursos a invertir”, dijo el secretario de Movilidad de la Administración Departamental de Cundinamarca, Andrés Díaz.
Esta nueva revisión se demoraría entre dos y cuatro meses, y en este caso, el compromiso de los participantes es acoger el concepto como decisión final.
En el caso de contar con una respuesta positiva, se procedería a aperturar la licitación del tren de cercanías y a su vez se podría dar luz verde a El Dorado II.
Así, en la adjudicación del proyecto se podría llevar un año, otro en la etapa de preconstrucción y tres en construcción, y así se alcanzaría a cumplir con la meta a 2021.
CONEXIÓN EN AEROPUERTOS
Portafolio conoció que el proyecto de ferrocarril con el que se unirían los dos aeropuertos aún no está estructurado, pues, al parecer, la decisión depende del concepto que entregue la firma internacional.
Por su parte, aunque en el proyecto general sí se tiene en cuenta la entrada del tren a El Dorado, su construcción estaría sujeta a contar con una demanda de 11.420 pasajeros.
DOS DE TRES ESTÁN DE ACUERDO
En el proyecto participan la Gobernación de Cundinamarca, el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá. Con esta última no se han logrado poner de acuerdo para arrancar el proyecto. El costo estimado del mismo es de US$ 650 millones, de los que el 30% los ponen las dos entidades públicas y el restante, el grupo originador de la idea, que fue el consorcio conformado por Concreto, Torrecamar y Stadler, o quien se gane la licitación.
El objetivo es movilizar 160 millones de viajeros al año. En el 2021, operando con normalidad, se espera movilizar 106.000 pasajeros por día, y en 2040, la meta son más de 280.000.
Tomado de http://www.portafolio.co/economia/tren-cercanias-tardaria-mas-tiempo-de-lo-planeado-499117